Si todavía no conoce el gigante más famoso de Lantz, los
fantasmas de tela de saco rellenos de hierba seca de Lesaka o los temibles
momotxorros de Altsasu/Alsasua que atacan al público con sus horquillas, tiene
una cita ineludible con los Carnavales rurales de Navarra. Una fiesta mágica y
colorista que año tras año revive los ritos y danzas más ancestrales. La
mayoría de los espectáculos tiene lugar en los tres días anteriores al Miércoles
de Ceniza (2, 3 y 4 de marzo), aunque algunos pueblos adelantan sus festejos al
mes de enero.

En Navarra, la oscuridad y las bajas temperaturas del
invierno se combaten con el bullicio y el colorido de sus Carnavales rurales.
La primera localidad en vivir de manera intensa la fiesta de Don Carnal es Leitza, que el cuarto domingo de enero
(26 de enero) celebra un desfile de carrozas y disfraces por las calles del
pueblo. Al día siguiente, la tradición rural se impone con la clásica
cuestación por los caseríos. También en Sunbilla
el acto central es una cabalgata, considerada la más popular del Bidasoa, que
tiene lugar el cuarto domingo de enero y que cada año reúne a vecinos y
visitantes.

Más ligados a su pasado agrícola son los Carnavales de Ituren y Zubieta. El famoso “zanpantzar” o desfile que protagonizan sus
vecinos para ahuyentar los malos espíritus y proteger los campos está marcado
por el sonido de los cencerros que llevan los mozos (“ioaldunak”). Llama
especialmente la atención su vestimenta: pantalón azul de Mahón, sayas blancas
de mujer, calcetines de lana y pieles de oveja en la cintura, sobre las que se
atan los “joareak” o cencerros, que pesan 3 o 4 kilos; sombrero cónico que
adornan con cintas de colores y plumas de cola de gallo y en las manos, crines
de caballo. La única diferencia entre las dos comparsas es que los mozos de
Ituren llevan además otra piel sobre el cuerpo. La fiesta comienza el lunes (27
de enero), con el desfile de los ioldunak de Zubieta hacia Ituren. Al día
siguiente (28 de enero), los ioaldunak de Ituren devuelven la visita a los de
Zubieta.

Junto con los de Ituren y Zubieta, los Carnavales de Lantz, un pequeño municipio situado entre los valles de Anué y Ultzama,
están declarados “Bien de Interés Cultural”. En Lantz, el personaje central es
el bandido Miel Otxin, un gigante de tres metros de altura vestido con vivos
colores que el domingo de Carnaval (2 de marzo) es ejecutado y quemado. Si
asiste a este espectáculo tenga cuidado con los txatxos, figuras vestidas con
llamativas ropas y con las caras cubiertas con telas y sacos, que increpan al
público congregado con escobas y palos.
También las fiestas paganas de Altsasu/Alsasua han sido reconocidas como “Fiesta de Interés
Turístico de Navarra”. El martes 4 de marzo sus calles son invadidas por los
momotxorros, unos personajes de aspecto fiero que se dedican a atacar al
público con sus horquillas y que van acompañados de brujas aulladoras y
fantasmas rellenos de hierba seca. El cortejo finaliza su recorrido en la plaza
Mayor donde un baile pone el punto final al espectáculo.
El buen humor protagoniza los Carnavales de Goizueta. El martes de Carnaval los
carboneros o zomorrok, que llevan sobre sus espaldas un odre adornado con
cencerros, tiznan de negro las caras de las mujeres al restregarlas con las
suyas. Van acompañados de los mozorrok, que van vestidos de blanco, con faja,
pañuelo y boina roja. Cada cierto tiempo, el cortejo se reúne y baila la
“zagi-dantza”, un baile lleno de piruetas.
En Lesaka, la
fiesta tiene lugar el domingo de Carnaval (2 de marzo). Los personajes
principales son los zaku zaharrak, una treintena de grotescos personajes
embutidos en tres sacos de tela rellenos de hierba seca, que se cubren la cara
con un pañuelo y portan una pizontzia (vejiga) con la que atizan al público.
Desfilan acompañados de las mairus (mujeres tocadas con sombrero ancho y
cubiertas de abundantes tiras multicolores) y los goitarrak (habitantes de los
caseríos de las montañas).
En Bera, el
domingo y el lunes de Carnaval, el 1 y 2 de marzo, se celebra un desfile con
pastores y nodrizas (chicos disfrazados de chicas). El cortejo se coloca en dos
hileras y empieza a bailar. Durante la danza, las nodrizas lanzan a sus bebés
(muñecos) al aire y los recuperan sanos y salvos. La comparsa va acompañada por
el Rey Momo, un personaje vestido como un antiguo monarca que se traslada en
carroza, el “alcalde”, el “juez”, el “cura”, y el “militar”.
La magia y el misterio que envuelven los Carnavales de Unanu bien merecen una visita. En esta
pequeña localidad de Sakana, los protagonistas son los mamuxarros, una docena
de jóvenes solteros ataviados con unas fantásticas caretas construidas en
hierro que portan unas largas varas con las que el martes de Carnaval (4 de
marzo) atizan a cuantos encuentran a su paso. El cortejo se completa con la
figura de mutua (el mudo), una especie de chivato que avisa a los mamuxarros de
hacia dónde huye el público. También lleva vara, pero como su función es
despistar, va vestido de mujer.
Los
Carnavales más urbanos
Aunque salpicados de elementos rurales, los Carnavales de Pamplona tienen un carácter más urbano.
Comienzan el viernes 28 de febrero y tras un sinfín de actos culminan con la
quema de María Trapo, un muñeco que representa a la malvada jefa de los francos
que destruyeron el burgo de la Navarrería y que acabó quemada en su torre.
En el sur de Navarra la fiesta pagana es especialmente
vistosa en Tudela, donde los
zipoteros, personajes con máscara y cabeza cubierta que arrojan caramelos,
recorren las calles, acompañados de los capirotes, el viernes anterior al
Miércoles de Ceniza (28 de febrero). Los actos se completan con los desfiles de
máscaras de adultos e infantil, que tienen lugar en la tarde del sábado y la
mañana del domingo respectivamente. En Cintruénigo,
los zarramusqueros toman las calles del pueblo las tardes del sábado y domingo
de Carnaval (1 y 2 de marzo). Su misión es muy sencilla: rociar con agua con
azulete que llevan en sulfatadoras a cuantos pillan por el camino. También en Cascante los zarrapoteros, personajes
vestidos de blanco con cintas de diversos colores que le cuelgan de un
sombrero de paja, inauguran los Carnavales el viernes por la noche.
Fotografías cedidas por el Archivo de Turismo 'Reyno de Navarra'